Nuestra Vicepresidenta, Teresa Díaz Tártalo, aplaude la apuesta de la Comunidad de Madrid por agilizar el acogimiento, pero advierte de que se ha de verificar bien. Es necesario promover el acogimiento como un fin en sí mismo -no como un paso previo a la adopción- para aquellos niños que tienen relación con su familia de origen.
Madrid, 11 de Septiembre de 2012, la entonces Presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, durante el discurso inaugural del debate del estado de la región, anunció la creación de una “nueva Ley de Acogimiento y Adopción” para conseguir una mayor agilidad . La nueva ley, entre otras novedades, limitará a tres meses la propuesta que la Administración autonómica ha de presentar al juez para que un acogimiento de menores se convierta en adopción. Se pretende agilizar y simplificar estos procesos para facilitar que los niños que puedan vivir con una familia lo hagan lo antes posible porque, a día de hoy, no existe un plazo máximo para elevar al juez la propuesta de adopción de unos padres acogedores.
Dentro de esta Ley, la Comunidad de Madrid también propondrá que el certificado de idoneidad que las familias acogedoras o adoptantes han de poseer para acceder a este trámite se resuelva en tres meses y que el documento tenga validez de dos años, frente a la validez de seis meses actual. Hasta ahora no existía límite temporal para la obtención de este certificado.
Asimismo, se establecerá un único procedimiento administrativo tanto para la adopción como para el acogimiento familiar, y se tendrá en cuenta la experiencia previa de las familias acogedoras a la hora de evaluar a los padres adoptantes. La Comunidad también creará una ventanilla única de acogimientos y adopciones para que la información a las familias sea más clara y accesible. Además, esta nueva norma promoverá el acogimiento de niños con especiales dificultades, desde grupo de hermanos a menores con alguna con alguna discapacidad o enfermedades crónicas.
La futura ley está causando cierto desconcierto por el modo en que se tratan el acogimiento y la adopción como medidas muy similares y en absoluto lo son. Pedimos su opinión a Teresa Díaz Tártalo, Vicepresidenta de nuestra asociación e investigadora del Instituto de Estudios de la Familia de la Universidad CEU San Pablo:
«No podemos menos que alegrarnos por la noticia de que se va a comenzar a trabajar en la reducción del plazo que ha de esperar un niño para poder crecer en una familia, pero quizá se pase por alto el auténtico problema. La reducción de dicho plazo ha de garantizar la correcta selección de las familias acogedoras, pues no podemos olvidar el incremento del ingreso en centros de nuestra Comunidad de menores que provienen de adopciones truncadas o la permanente entrada de menores necesitados de un acogimiento que acaban en familias que lo que verdaderamente buscan es una adopción, y para las que resulta por tanto muy difícil gestionar la relación con la familia de origen. Agilizar sí, pero verificando bien porque en ocasiones la adopción se mezcla confusa y peligrosamente con el acogimiento, cuando no son lo mismo.
La sociedad no conoce la figura del acogimiento familiar, para lo cual sería necesario dar mucho más respaldo a las familias, que son las mejores difusoras de dicha medida que podría beneficiar a tantos menores a un coste mínimo para la administración, en comparación con el gasto que conlleva mantenerlos en centros, situación que además vulnera sus derechos.
Además, la administración debería apoyar iniciativas civiles, debería ir derivando recursos más generosos al acogimiento familiar, no sólo con ayudas más serias a las familias, sino destinando poco a poco parte del personal implicado en la institucionalización de los niños a trabajar a favor del acogimiento familiar o lo que es aun más importante, en prevención y ayuda a las familias biológicas con el fin de evitar las tutelas».