En el encuentro de Familias para la Acogida en Barcelona el sábado 24 de noviembre, hemos tenido la fortuna de contar con el testimonio de Begoña Amate. Begoña y su marido Paco son padres adoptivos de dos chicas ucranianas de 14 y 12 años y están viviendo además desde hace un tiempo la aventura familiar de la acogida de urgencia.
En dos años y medio han acogido a tres bebés. Dos ya han sido devueltos a sus familias y la tercera, de 14 meses, permanece aún con ellos, porque tiene una discapacidad y esto lamentablemente, dificulta bastante que se ofrezca alguna familia que quiera acogerla de forma permanente.
Begoña explicó en primer lugar la difícil tarea de acoger la infertilidad. Fueron muchos años de dolor y dificultad, de no entender. Hasta que descubrieron cómo Dios les ha respondido sorprendentemente regalándoles la fecundidad más bella que explicita que los hijos son un don, un regalo. El difícil camino recorrido les permite actualmente acompañar a familias infértiles, sosteniéndoles en esta dura circunstancia. La historia de adopción de sus dos hijas mayores fue sin duda muy dificultosa también, pero todo sucedió para el bien mayor del encuentro con ellas. Remarcó cómo mientras los padres biológicos hacen un camino progresivo y lento de vinculación afectiva con el hijo desde el vientre materno, en cambio los padres adoptivos se encuentran tantas veces con distancias afectivas que cuestan porque el camino es el inverso: de la razón al corazón. Se decide una paternidad sobre un desconocido cuando el afecto aún no existe, aunque progresivamente va creciendo.
Desde hace unos años, Begoña y Paco, llamados por un reavivarse la vocación y deseo de abrir su hogar y su familia nuevamente, participan del programa de Acogimiento de Urgencia de la Comunidad de Madrid, acogiendo “brevemente” a estos hijos que pasarán a ser adoptados o acogidos por otras familias. Los tienen un tiempo corto mientras se regulariza su situación legal y se encuentra la familia definitiva. Explicó las alegrías y dolores de estas acogidas y cómo participan tan activamente sus hijas adoptivas. ¡Sin duda, un milagro! Aprovecho desde aquí para agradecerle de nuevo su testimonio que fue tan rico e interesante y de tanta ayuda para las familias adoptivas y acogedoras que vinieron al encuentro. ¡Muchas gracias!
Gloria Arnau